En el silencio…¡luz!

Cuando es el tema universal en las páginas de cultura y espectáculos de los diarios digitales e impresos, revistas y noticieros radiofónicos y televisivos, el Festival Internacional de Cine de Cannes, Francia siempre tiende a dar la nota en cuanto a frivolidades del mundo de la farándula por más tiempo que la nota importante: los grandes ganadores de los distintos premios, sobretodo, de los que se lleven la famosa Palme d’Or.

Cuando la añorada Palma de Oro es abordada, aquellos amantes de la historia del cine recuerdan inmediatamente la única producción mexicana que ha triunfado en el más prestigiado festival de cine del mundo. Filme que causó polémica y asombro. Polémica por la cabeza del proyecto, el director aragonés (y casi mexicano) Luis Buñuel; asombro por la pareja del momento: el productor Gustavo Alatriste y la sensual actriz Silvia Pinal, estas mezclas dieron vida a “Viridiana”.

Desde “Viridiana” ninguna producción mexicana ha ganado el máximo galardón del Festival de Cannes. Existe un amplio sector que afirma que ninguna producción mexicana ha ganado en Cannes. Es cierto, ninguna producción 100% mexicana ha triunfado en Cannes. “Viridiana” fue una coproducción entre España y México dirigida por el español Buñuel, lo que le resta mexicanidad al filme, según los mas puritanos.

A través de los años algunos filmes y nombres mexicanos han llamado la atención de la critica del Festival de Cannes, recordar el caso de Buñuel durante la época de oro del cine mexicano, el de Arturo Ripstein con sus ocho participaciones, el caso de Guillermo del Toro en 1993 donde salta a la fama y el que inició el “boom” del cine Mexicano en Cannes y en los festivales y un reencuentro con su público: “Amores Perros” de Alejandro González Iñárritu.

Pero mientras muchos más mexicanos han competido en Cannes con largos o cortos, al inicio de este siglo surgió una figura del cine mexicano, cuya realización 100% independiente y un estilo muy peculiar que une por una delgada línea lo burdo y lo sublime, exploratorio de temas tan profundos y envuelto en la ruptura de los cánones tradicionales al reclutar siempre a personajes que nunca han actuado, la referencia es al joven cineasta Carlos Reygadas quien en la edición 2002 del Festival de Cannes triunfó con su ópera prima “Japón”, poniendo de manifiesto su estilo narrativo, su fuerte contenido visual que logró dividir al jurado y al público.

En 2005 Carlos Reygadas vuelve al Festival de Cannes con la que él considera su mejor película, “Batalla en el Cielo”, misma que repite su fuerte contenido visual, temático y la participación de gente que nunca ha actuado. “Batalla en el Cielo” es, al igual que “Japón”, una película para gente amplio criterio que aborda, de nueva cuenta un conflicto existencial, de manera diferente que “Japón”; la extraña relación del chofer de una jovencita rica que se prostituye por diversión y su chofer Marcos, quien le confiesa la muerte de un bebé que secuestran él y su esposa. Una mucho mejor película que la anterior, sin embargo del jurado solo tuvo aplausos y reconocimientos orales, pero ningún premio. El filme logró importante penetración en el mercado europeo, estadounidense y latino.

Para este 2007, Reygadas vuelve a Cannes, reinventando sus historias, que siempre sorprenden al público. Para esta edición del 60 aniversario del festival, Reygadas sorprende con un interesante conflicto existencial: Johan, hombre menonita de Chihuahua, esposo y padre de familia, reta las leyes de Dios y del hombre: se enamora de una mujer que no es su esposa. La historia es sencilla y ha sido muy abordada, pero nunca en una comunidad menonita, cuyas reglas morales, religiosas y sociales son muy diferentes a las del resto de la sociedad. El nombre de la cinta es “Stellet Licht” (Luz Silenciosa).

La cinta ganó el Premio del Jurado junto con el filme animado iraní “Persépolis”, hace unos cuantos días.


Reygadas se anota su segundo premio en Cannes, en su tercera participación dentro del festival de la ciudad francesa. Lo interesante del premio que gana la cinta y de la cinta misma es el contexto en el que se desarrolla la historia.

La historia se filmó en el estado de Chihuahua, en campos menonitas y es protagonizada por menonitas reales, que nunca habían actuado y donde se expone su ritmo de vida, metodología de trabajo y que son mucho más allá de los quesos y las galletas. Además, Reygadas hace un énfasis espectacular en el entorno de los menonitas explotando el maravilloso paisaje de los campos menonitas del estado de Chihuahua.

El protagonista del filme el chihuahuense Cornelio Wall Fehr, quien vive en Cuauhtémoc con su esposa e hijos y es locutor de un programa de radio de música country, describió, a medios nacionales, la experiencia de asistir al Festival de Cannes como, “Cuando la gente aplaude mucho, no hallas si llorar, casi quedas como en shock. Se siente tan bonito… Uno no está acostumbrado a que lo carguen en tantos brazos”.

El filme va a dar una proyección internacional a Chihuahua que puede traducirse en turismo de diversas índoles: periodísticas, de curiosidad, en busca de locaciones, exploratoria, etc. Pero parece ser que el contexto de “Luz Silenciosa” ha pasado desapercibido para el gobernador Reyes Baeza y equipo de trabajo.

Creo que el triunfo de la cinta y la popularidad que ha generado puede utilizarlo el gobierno estatal para dignificar la cultura menonita, que muchos chihuahuenses desconocen y los tienen catalogados en el estereotipo de queseros y ya.

Puede utilizarse para difundir la cultura menonita y detonar un progreso mejor para esos trabajadores hombres y mujeres que radican en Cuauhtémoc, de la mano del gobierno de Reyes y de la alcaldía de Cuauhtémoc, quienes además deben de reconocer el logro de los actores menonitas así como debemos de aplaudirlo todos los chihuahuenses, todos los mexicanos.

En esta vorágine electoral que satura los sentidos de la población y que crea un silencio mental, en ese silencio…hay una luz que pone en los ojos del mundo a Chihuahua y a los menonitas trabajadores que sorprendieron al mundo desde Cannes.

ULTIMALETRA
Pasado el proceso electoral en Yucatán, en el cuál me dio mucho gusto que ganara Ivonne, sigue Chihuahua y, fieles al estilo gringo, los panistas han iniciado una guerra denostativa en contra de los candidatos del PRI, pues es en lo único en que son expertos y efectivos. Han quedado plasmadas las diferentes incongruencias del alcalde Juan Blanco, quien atacó la administración Cano durante su campaña y sobre todo por buscar la certificación CALEA para seguridad pública y ahora que la presume por todos lados (porque entendió los beneficios políticos y publicitarios de la misma) la refrendada certificación CALEA y acusa al exalcalde de haber engañado a los chihuahuenses por utilizar documentos falsos para lograrla.

En mi blog hubo quien me acusó de ser un ardido priísta por criticar la intensa campaña mediática de Calderón en materia de seguridad, donde dicen que todo va muy bien. No se necesita ser candidato para caminar por las colonias y palpar que la realidad es otra muy diferente. Cuando Cano era alcalde con y sin CALEA, la ciudadanía se sentía más segura y eso se percibía. Los únicos que engañan son los panistas.

Para debatir con usuarios anónimos e identificados, está este blog, sobre cualquier tema vigente, pasado o que propongan a mi correo: fruslero@gmail.com

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