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domingo, 19 de agosto de 2007
El Misterio de la Luz
México, D.F.- Sin duda, la humanidad tiene muchos misterios sin resolver. Es por eso que el hombre ha creado distintas disciplinas y ciencias para tratar de descifrar esos misterios, que desde la antigüedad han intrigado a nuestra raza.
Uno de los misterios que más ha intrigado a la humanidad, es el de la luz.
Desde la edad media, la incipiente cámara oscura, comenzó a experimentar con la luz, de la mano de los alquimistas. Así nació la fotografía, disciplina que con pinceladas de luz y reacciones químicas fija una imagen para siempre en papel o superficies más rígidas.
Pero lo que nos atañe no es la fotografía, pero si la luz. En la fotografía, nosotros jugamos con la luz, pero a la luz, le gusta jugar y donde mejor lo hace es en el vidrio.
El vidrio, elegante material que ha estado presente en la historia del mundo desde hace más de 3,500 años, según las más antiguas referencias de su presencia y uso en el Medio Oriente, es el material favorito para los juegos de la luz, que nuestros ojos disfrutan tanto.
Pues el Museo de Arte Popular, ubicado en el centro histórico de esta ciudad, dedica, desde el pasado mes de junio una exposición a las creaciones hechas con vidrio, misma que ha sido titulada, “Vidrio Mexicano: El Misterio de la Luz”.
La exposición se compone de piezas elaboradas con vidrio, material noble pero frágil, transparente pero misterioso, que nos permite contener y observar, esconder y sorprender. A su vez, presenta la posibilidad de conocer facetas tanto químicas, históricas, técnicas, económicas, científicas, y estadísticas de la fabricación del vidrio en México. Montada a manera de un recorrido cronológico, la exposición nos permite disfrutar de la belleza del diseño, y de las diversas formas de transformación del material, sus usos y aplicaciones.
A través de 400 piezas, el visitante recorre las diferentes épocas donde el vidrio ha estado presente.
En la época prehispánica, donde la obsidiana fue elemental para el desarrollo de joyería, y armas. En el medioevo, los alquimistas, en su búsqueda por convertir el plomo en oro, descubrieron la transformación del silicato en vidrio.
Con el tiempo, el vidrio sufrió metamorfosis en utensilios cotidianos, dispuestos a fungir en la vida privada e íntima de los propietarios provenientes de épocas prehispánicas, de boticas, pulquerías, y otros lugares y espacios, mismos que pueden ser observados en la exposición.
Es interesante ver como, en un solo espacio, conviven piezas usadas para el consumo de bebidas embriagantes con cristales que alcanzan a tocar el calificativo de "sagrado"; con otros que son ejemplares científicos y, en algunos casos, con el símbolo del cuerpo de Cristo.
Al llegar a la sala de exposiciones temporales del Museo de Arte Popular, el visitante es recibido por un par de jarrones hechos con la técnica de vidrio soplado de colores llamativos. Posteriormente una pesada maquinaria metálica, roba la atención del visitante, quien descubre que es un gran aparato en el cual se fabricaban garrafones de vidrio y entre piezas y engranes, hay muestras de artefactos más pequeños utilizados para hacer vasos y tarros.
Siguiendo con el orden de la sala, la vista se concentra en una peculiar formación cristalina producto del ingenio artístico, “piedra de cristal” es el nombre de esta peculiar pieza que, es solo la bienvenida, para el misterioso mundo del cristal y los juegos de la luz.
Sorprende una enorme caja, forrada de tela de gallinero, que contiene una impresionante colección de tipos de botellas utilizadas para refrescos, cervezas, licores y vinos, que con una gama impresionante de verdes y transparentes tonos, llena rápidamente el ojo del visitante.
Posteriormente se pueden apreciar una serie de jarrones, floreros y licoreras que lo mismo conservan la transparencia del cristal adornado con detalles, figuras o llenos de intensos tonos.
La pieza emblemática de la exposición, se puede observar pocos instantes después. Compuesta por catorce figuras con una base similar a la de un tronco de árbol y con una esfera, es titulada “bosque magiaòptico” y es producto de la creatividad del artista Feliciano Béjar.
Del techo cuelgan unas peculiares oras que juegan con cristales y lentes que al asomarse, distorsionan la vista de una manera muy creativa y que son acompañados por un elegante metate hecho de obsidiana.
Durante el recorrido se pueden observar diversos vitrales pertenecientes a colecciones particulares, que contienen paisajes, imágenes religiosas o creatividad cromática como la pieza “alegoría abstracta” del artista Germán Cueto.
Llama la atención un vitral titulado “nunca más” que pertenece a la serie “homenaje a las muertas de Juárez” del artista Miguel Angel Flores, que contiene la figura de Cristo crucificado y en el pecho tiene la imagen de la Virgen de Guadalupe y un fondo con imágenes de cráneos.
La exposición incluso contiene una obra donde el bolas de cristal, juegan el papel de flotador para figuras de peces hechas de vidrio para que acompañen a peces reales.
Entre las piezas curiosas se encuentra una serie de focos realizados en el siglo XX que contienen el águila del escudo nacional. Que son acompañados por una pieza muy mexicana: un lavadero de cuya llave sale agua de vidrio y está lleno de las clásicas y multicolores canicas, que en la repisa superior contiene antiguas botellas de Coca-Cola y de la extinta cerveza Cruz Blanca de Chihuahua.
El jardín de vidrio es una de las piezas que llaman la atención del visitante en su salida así como unas series de modernas piezas de vidrio soplado y moldeado.
Pero la exhibición acaba con la ausencia de tacto y seriedad, al dedicar una sección a los caleidoscopios, que el visitante puede usar. Desde los pequeñitos de puras piezas de vidrio hasta unos enormes de aceite, para los cuales se hacen filas interminables.
Las piezas expuestas provienen de colecciones del Museo Franz Mayer, coleccionistas particulares, de artesanos, de talleres artísticos, del Museo del Vidrio de Monterrey; y se complementan con videos del cineasta César Parra, de la participación del INAOE, del Museo de Arte Moderno y artistas contemporáneos.
Los artistas que participan son Germán Cueto, Ignacio Ramírez, Javier Velásquez Pérez, Jorge Ortiz Bencomo, José Cruz Guillén, José Luis Rodríguez, Juventino Díaz, Luisa Retrepo, Luz María Sheppard, Christian Torton, Claudia Rosalín, David Israel, Feliciano Béjar, Agapito Hernández, Jorge Pérez Arce Palazuelos, Alfonso Bravo, Ana Thiel, Bertha Picallo, Michael Kramer, Pedro Rosas, Perla Krauze, Rafael Cauduro, Salime Harp, Taller "Xa Quixe": Leobardo López Ramos, Arturo López Hernández, Erubiel Pablo Cruz Juárez, Valeria Florescano, cuya magistral creatividad y elaboración de las piezas, deja un a formidable experiencia visual, digna de repetirse.
Si visita la Ciudad de México, antes del 30 de septiembre, no dude en visitar esta exhibición “Vidrio Mexicano: El Misterio de la Luz” del Museo de Arte Popular que se ubica en las calles Independencia esquina con Revillagigedo, en el Centro Histórico, el cual tiene otras áreas y exposiciones las cuales se abordarán en posterior ocasión.
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