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domingo, 23 de agosto de 2009

Historias de la crisis

México, D.F.- Un grupo de amigos decidieron juntarse tras haber egresado de la universidad. Hacía un año que se había celebrado su graduación. Tenían tiempo que no coincidían todos juntos en un mismo lugar. Todos habían egresado de la licenciatura en derecho y uno de ellos, Carlos había obtenido el promedio perfecto de su generación.

Llegaron todos puntuales. Un restaurante de la zona del Periférico de la Juventud fue el lugar escogido. Carlos, Mario, Sergio y Horacio comenzaron la charla con el tema obligado era la ruta que cada uno había seguido al egresar de la universidad. Sergio comentó que seguía trabajando en los tribunales, donde su jefe le había prometido mejorar su posición una vez que obtuviera el título de licenciado en derecho. Horacio seguía haciendo méritos en un despacho cuya especialidad era el derecho laboral. Mario había iniciado la difícil aventura de tener su propio despacho y Carlos acababa de ser liquidado de la burocracia federal.

En los tribunales Sergio había comenzado haciendo su servicio social gracias a la oportunidad que le dio un magistrado que llegó a ser presidente del tribunal. Pensó que se le abrirían nuevas oportunidades para crecer. Su lealtad pensó le rendiría frutos. Relató a sus compañeros que más de un año que su jefe se encumbró, en vez de abrirle puertas se las ha cerrado. Fue testigo de como los mejores puestos y las oportunidades llegaron únicamente para los recomendados de influyentes políticos o para los hijos de magistrados o jueces. Al final su jefe le dijo que no tenía oportunidad de crecer en lo inmediato por no tener “los amigos correctos” y le recomendó que se pusiera a hacer amigos para poder crecer.

Horacio no había trabajado durante la carrera y su primera oportunidad se la habían dado en ese despacho donde “estaba aprendiendo” y pues no recibía paga, lo que ya pesaba en su casa, donde la crisis ha pegado duro. Comentó que al solicitarle a su jefe recibir paga, él le comentó que la crisis estaba muy dura y no le podía pagar. Sin embargo si le podía pagar un sustancioso sueldo a la hija de un influyente miembro del gobierno que apenas iba en los primeros años de la carrera. Optó por irse a la informalidad de la venta culinaria nocturna para aportar ingreso a su casa.

Mario con su despacho, había comenzado por defender causas difíciles. Su especialidad, el derecho laboral lo hacía pasar muchas horas en la famosa Junta de Conciliación y Arbitraje, en por no ser apadrinado por nadie de los poderosos, pocos casos llevaba y eventualmente tuvo que cerrar su despacho y cambiar de giro: trabajar en atención al cliente de una compañía telefónica.

Carlos había trabajado y estudiado toda la carrera. Largas jornadas componían su día desde el inicio. Estuvo en despachos haciendo méritos, después en la justicia federal hasta que terminó en el jurídico de una aduana, gracias a la oportunidad casual que le había dado un licenciado. Todo iba bien para él, hasta que si jefe tuvo un problema con el jefe de la aduana y los corrieron a ambos. Al presentarse para solicitar su permanencia con currículum y resultados en mano, el jefe de la aduana le dijo, “si fueras recomendado de alguien, como quiera te quedabas, pero a ti no te recomendó nadie y tengo muchos recomendados en la lista para darles oportunidad”.

Así cuatro chihuahuenses en su juventud, con excelente desempeño académico y ganas de salir adelante, hoy en día ven como su futuro no es tan prometedor como lo pensaron en la graduación y decepcionados ven que para obtener un empleo solo valen los “amigos correctos”, las influencias o el nepotismo. Y ante la crisis recurren a cualquier empleo con tal de tener ingreso, mientras el Gobierno Federal que desde su cómodo escritorio se niega ver a los millones de desempleados que se producen en el país.

ULTIMALETRA
Tere Ortuño: El tiempo pasa y cada día eres más cobarde. Seguimos esperando tu disculpa pública.

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