La desconfianza de Óscar

Cuando Óscar Villalbos “se fue pero no se fue”, hace una semana, esperaba una respuesta a su petición de un proceso abierto por sus otros competidores por la candidatura priísta al gobierno, nunca esperó que ambos los aplastaran con cifras, porcentajes y gráficas de barras de reconocidas agencias de investigación.

Óscar guardó un sobre las encuestas que sus adversarios internos hicieron públicas, en las cuales él no figura en el ánimo de los probables votantes. Pero cuando respondió lo hizo con una respuesta que no lo ayuda, “Lo que veo es que son encuestas para favorecer o querer impactar la imagen de alguna persona, depende de cómo sean utilizadas”.

Villalobos quien presume una trayectoria política sólida, desacredita un instrumento fundamental de los procesos electorales hoy en día, mismo que en su momento, durante el pasado proceso electoral no desacreditó al llevar ventaja su partido el PRI. Pero hoy que la opinión pública no le favorece lo rechaza y cuestiona su utilidad, desconfiando de lo que la ciudadanía expresa.

La desconfianza de Villalobos del trabajo de Roy Campos y Gisela Rubach, habla de desesperación. Pero en algo si tiene razón Óscar, los resultados mostrados por ambas empresas son parciales.

La realización de una encuesta requiere de mucha gente y los resultados procesados son muy valiosos. Estos marcan la pauta para definir la estrategia a seguir de quien contrata el estudio. Obviamente cuando éstas empresas hacen públicos los resultados de un estudio lo hacen a través de un “reporte ejecutivo” mismo que resume aspectos muy generales de la encuesta así como de la metodología empleada.

Iluso resulta que Villalobos solicite la difusión completa de los resultados de ambas encuestas. Obviamente quien pagó ambas encuestas, no difundirán los resultados completos porque no les conviene. Y no les conviene porque el documento final de cada encuesta es largo y contiene oro molido sobre algunas cuestiones que definen una estrategia de campaña, de acercamiento social, de discurso y percepción.

Los resultados mostrados solo expresan sobre el conocimiento de los aspirantes por parte de la población, mismo que no es definitivo para la definición del voto. Pero no es un elemento sólido para desacreditar las encuestas. Los estudios cuantitativos como las encuestas exploran más a fondo en el sentir colectivo de una comunidad, más allá de cuál es el partido de su preferencia. Se explora en los temas sociales que son más importantes para los ciudadanos en un momento específico así como cuál y cómo es la imagen pública de los candidatos ante los ojos de los votantes, entre otros. La información es poder y las encuestas son la herramienta adecuada para escuchar la voz del pueblo, pero cuando alguien o algo no figura en el imaginario colectivo de una comunidad y no figura en las encuestas es por su poca exposición o su nula relevancia en la vida diaria de los votantes.

Me sorprende la desconfianza de Óscar Villalobos, desconfía de las encuestas al igual que su momento desconfió Manuel Narváez y perdió.

Dick Morris, famoso consultor político norteamericano tiene una célebre premisa, “cuando eres candidato y tu equipo te dice que todo está bien, todo está bajo control y eres el prototipo de súperhombre, significa todo lo contrario”.

Una encuesta es una inversión que permite escuchar a los chihuahuenses para darle sentido correcto a su estrategia, misma que no se puede basar en ocurrencias ni encuestas sin metodología que haga cualquier equipo de campaña.


ULTIMALETRA
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